miércoles, 5 de diciembre de 2018

“Una mala persona no llega nunca a ser buen profesional”, afirma el padre de las inteligencias múltiples Howard Gardner.


En esta entrevista nos brindó reflexiones muy interesantes y, con ello, nos ofreció la posibilidad de madurar una idea que es el reflejo de una verdad demoledora. Solo las buenas personas pueden llegar a ser excelentes profesionales. Las malas personas, por su parte, no pueden llegar a serlo nunca, aunque es cierto que pueden llegar a alcanzar una gran pericia técnica.

Esto nos lleva a pensar en la posibilidad de categorizar a las personas en buenas o malas. Realmente esta distinción nos parece ficticia, pues los seres humanos no respondemos a una dicotomía, sino que somos una amalgama de cualidades que, por supuesto, podemos entender como buenas o malas.
La bondad y el equilibrio, base de un buen profesional.
Debe haber un equilibrio entre el compromiso, la ética y la excelencia para llegar a ser un buen profesional. Digamos que para “ser realmente bueno” hay que ponerle alma, emociones, sentimientos y cordura a nuestro trabajo.
En este sentido, este fragmento de la entrevista a Howard Gardner no tiene desperdicio, pues se refleja la gran sensatez que ajusta sus palabras:
- Entrevistador: ¿Por qué hay excelentes profesionales que son malas personas?

- Howard: Descubrimos que no los hay. En realidad, las malas personas no pueden ser profesionales excelentes. No llegan a serlo nunca. Tal vez tengan pericia técnica, pero no son excelentes.

- E: A mí se me ocurren algunas excepciones…

- H: Lo que hemos comprobado es que los mejores profesionales son siempre ECE: excelentes, comprometidos y éticos.

- E: ¿No puedes ser excelente como profesional pero un mal bicho como persona?

- H: No, porque no alcanzas la excelencia si no vas más allá de satisfacer tu ego, tu ambición o tu avaricia. Si no te comprometes, por tanto, con objetivos que van más allá de tus necesidades para servir las de todos. Y eso exige ética.

- E: Para hacerte rico, a menudo estorba.

- H: Pero sin principios éticos puedes llegar a ser rico, sí, o técnicamente bueno, pero no excelente.

- E: Resulta tranquilizador saberlo.

- H: Hoy no tanto, porque también hemos descubierto que los jóvenes aceptan la necesidad de ética, pero no al iniciar la carrera, porque creen que sin dar codazos no triunfarán. Ven la ética como el lujo de quienes ya han logrado el éxito.

La importancia de ser, ante todo, un alma humana

“Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”. Estas son palabras del emblemático psicoanalista Carl Gustav Jung, palabras que esconden una certera realidad.

Es importante que antes que profesionales seamos personas, realmente eso es lo que aporta el equilibrio en el desarrollo de nuestras cualidades profesionales. No podemos desligarnos de nosotros mismos; o sea, en cierto modo no podemos disociar nuestra vida interior de nuestra vida profesional.

Hablamos de esencia, de esas cualidades que nos ayudan a no perdernos entre las personas, a conocernos y desconocernos, a transformarnos a través de las lecciones, a tener un corazón hermoso, a mejorarnos cada día y a contemplarnos como un arco iris de colores.

Porque, además, si algo tenemos que tener presente es que las personas a veces somos blanco, a veces negro y a veces de mil colores. Equilibrando la balanza hacia lo positivo es como lograremos ser más que un buen profesional, también lograremos la excelencia en los distintos ámbitos de nuestra vida.

miércoles, 25 de julio de 2018

Los cerebros de quienes comparten un espacio para escuchar música se sincronizan | Por el Dr. Carlos Logatt Grabner

Los seres humanos estamos configurados por defecto para ser sociales. Por esta razón, cuando compartimos música en vivo con otros nuestras ondas cerebrales se sincronizan y se genera una mayor sensación de disfrute del espectáculo.
Escuchar música nos emociona y nos da placer. De hecho, es común ver a las personas con sus auriculares, disfrutando de sus temas favoritos. Sin embargo, parecería que este regocijo no se puede comparar con la recompensa que nos otorga nuestro cerebro cuando compartimos un concierto en vivo junto con otros.

Los seres humanos somos criaturas sociales. Desde tiempos inmemoriales hemos danzado al ritmo de los sonidos y gozado de la sensación de estar unidos a los demás.

Los investigadores del Instituto Neurológico de Montreal mostraron que el secreto de las respuestas emocionales que vive nuestra UCCM (Unidad Cuerpo Cerebro Mente) se encuentra en la liberación del neurotransmisor dopamina y en la activación del circuito de recompensa, implicado en la respuesta de placer, anticipación del mismo y en mantener o reforzar los comportamientos que son biológicamente necesarios para la supervivencia. 
Para ir un poco más lejos en la comprensión de cómo nos afecta la música, científicos del Western University de Londres, liderados por la neurocientífica Jessica Grahn, indagaron sobre si para nuestro cerebro es lo mismo escuchar un concierto en vivo o no, y si es lo mismo en grupos numerosos o pequeños.
Para su trabajo, dividieron a los participantes en grupos de 20 personas para que experimentaran momentos musicales de tres maneras diferentes: algunos grupos vieron un concierto en vivo junto con una gran audiencia; otros, una grabación de un recital acompañados también por varias personas y, finalmente, otros observaron la grabación con sólo unas pocas personas más. Cada participante llevaba puesta una gorra con electrodos que permitían medir sus ondas cerebrales.
De esta manera, los investigadores pudieron observar que las ondas cerebrales delta de los miembros de la audiencia que vieron la música en vivo estaban más sincronizadas que las de las personas de los otros dos grupos. De hecho, las ondas cerebrales delta caen en un rango de frecuencia que corresponde aproximadamente al ritmo de la música, lo que sugiere que el ritmo impulsa la sincronicidad. Es decir, cuanto más sincronizado estaba un miembro del público en particular con los demás, más conectado se sentía con los artistas, compañeros y mayor era su sensación de disfrute del espectáculo.
Esto último se debe a que vivimos el hecho de compartir con otros un espacio musical en vivo como una forma de socializar, algo que se sabe despierta neurotransmisores del placer por la cualidad altamente social que caracteriza a nuestro cerebro.
Este estudio puede unirse al realizado por Patrick Fagan, profesor en la Universidad Goldsmith en Londres, quien encontró que con ver sólo 20 minutos de un show la sensación de bienestar aumenta en un 21% en las personas. 
Reflexionando un poco, tal vez no sea posible ir a conciertos muy seguido. Sin embargo, aunque la recompensa pueda ser un tanto menor, todos podemos disfrutar de la música cada día, algo que resulta siempre beneficioso para toda nuestra UCCM.

miércoles, 20 de junio de 2018

Desarrollo cerebral del feto y aborto: una perspectiva neurocientífica (por Adolfo Castañeda)

¿ Cómo se desarrolla el feto y cuáles son las claves éticas y científicas para entender el aborto ?

  Imagine que usted, querido lector,  se entera de que una amiga, hermana, tía, o conocida, acaba de quedar embarazada.
Ella no sabe qué hacer, pues sólo tiene 16 años; su novio la ha abandonado, está desesperada y está pensando interrumpir su embarazo. ¿Qué consejo le daría usted? ¿Abortar o no abortar? ¿Si aborta ella va a ir al infierno? ¿El producto ya es un ser humano, tiene alma?

El aborto desde el prisma de las neurociencias

Para entender el aborto, las neurociencias, y, en específico, la neuroética, han comenzado a investigar y a desvelar los secretos del cerebro humano. Varios estudios han encontrado algunos datos interesantes con respecto al desarrollo cerebral y cómo se relaciona este con la decisión de interrumpir o no el embarazo.
Cabe aclarar que este no es un escrito que esté a favor o en contra ni del aborto ni de la concepción, simplemente se expondrán los argumentos más sólidos en lo que respecta al desarrollo del encéfalo por parte de destacados neurocientíficos.

El desarrollo del cerebro en los fetos: ¿cómo se produce?

Tercera semana tras la concepción: primeros cimientos neurológicos

Comenzaré diciendo que el desarrollo del cerebro, de acuerdo con Pinel (2011) comienza aproximadamente tres semanas después de la concepción, cuando el tejido que está destinado a formar el sistema nervioso humano puede reconocerse en forma de placa neural; pero es hasta la cuarta semana después de que surgen las tres protuberancias cuando aparecen los primeros indicios de un cerebro.
Después, la actividad cerebral eléctrica no comienza hasta el final de la semana 5 y 6, es decir, entre los 40 y 43 días de gestación. Sin embargo, no es una actividad coherente; ni siquiera es tan coherente como el sistema nervioso de un camarón.

Semana 8, aparecen las neuronas y se extienden por el cerebro

A pesar de ello, para Gazzaniga (2015), es entre la semana 8 y 10 cuando se inicia el verdadero desarrollo del cerebro. Las neuronas proliferan e inician su migración por todo el cerebro. También se desarrolla la comisura anterior, que es la primera conexión interhemisférica (una conexión pequeña). Durante este período aparecen los reflejos por primera vez.
Los polos temporal y frontal del cerebro se desarrollan entre las semanas 12 y 16. La superficie del córtex parece plana durante el tercer mes, pero al final del cuarto mes aparecen los surcos. Surgen a sí mismo los lóbulos del cerebro, y las neuronas continúan proliferando por el córtex (Gazzaniga, 2015).

Hacia la semana 13 el feto empieza a moverse. Pero el feto no es todavía un organismo sensible y consciente, sino una especie de babosa marina, un cúmulo de procesos motores-sensoriales inducidos por actos reflejos que no corresponde a nada de un modo dirigido u ordenado (Gazzaniga, 2015).

Semana 17, las primeras sinapsis

Ya en la semana 17 se forman numerosas sinapsis. El desarrollo sináptico no se dispara hasta el día 200 (semana 28) de gestación, aproximadamente. Sin embargo, alrededor de la semana 23 el feto puede sobrevivir fuera del útero con asistencia médica; también en esta etapa el feto puede responder a los estímulos aversivos. El desarrollo sináptico más importante continúa hasta el tercer o cuarto mes posnatal. Hacia la semana 32, el cerebro fetal controla la respiración y la temperatura corporal.
Cabe destacar que cuando nace el niño, el cerebro se parece al de un adulto, pero dista mucho de haber concluido su desarrollo. La corteza cerebral incrementa su complejidad durante años, y la formación de sinapsis prosigue durante toda la vida.

Algunas conclusiones sobre la vida, el cerebro y la posibilidad de abortar

En conclusión, se puede decir que si en el momento de nacer, el cerebro todavía dista mucho de cumplir sus funciones como las conocemos cualquier adulto, el cerebro de un grupo de células no es ni será un cerebro que pueda desarrollarse, ya que como se ha mencionado, no es sino hasta la semana 23 que el producto puede sobrevivir, y sólo con ayuda de un equipo médico especializado. 
En pocas palabras, el cerebro de un adulto lo es sólo gracias a que este se ha podido desarrollar en un contexto que le brinda las experiencias para convertirse en un cerebro sano y normal.
Los debates y decisiones de nuestras vidas deben empezar a tomarse y discutirse desde un punto de vista científico y no desde un punto de vista religioso, político o ignorando lo que ocurre dentro de nuestra cabeza.
Gracias al entendimiento de las ciencias y, en específico, de las neurociencias es que ahora se podrán tomar mejores decisiones, además de que estas nos ayudarán a eliminar la culpa, gracias al conocimiento sistematizado y racional al que llevan las conclusiones científicas.